Al llegar al valle de Pineta parece que nos encontremos ante el típico valle canadiense con montañas rocosas y nevadas, contrastadas con verdes explosivos, pero en realidad estamos ante una visión única en todo el Pirineo. Se trata de un característico valle de origen glaciar en forma de U, cuyo perfil fue modelado por los hielos. Somos afortunados, pues somos testigos del estallido de la primavera a mitad de mayo de 2012, momento en el que los árboles lucen sus mejores verdes justo después de los primeros días de calor. El contraste entre hayas y pinos o abetos nos deja hipnotizados.
Hacemos fotos desde la presa de Pineta, que embellece el paisaje con el agua embalsada en tonos verdes.
Embalse de Pineta |
Soum de Ramond y Monte Perdido |
Vamos unos metros más allá con el coche y paramos en un inmenso prado con flores amarillas, ¡qué paz!, escuchamos el canto de los pájaros mientras asoma el sol que, justo a mediodía, empieza ya a picar. Desde aquí las vistas hacia la cara norte de las Tres Sorores, el balcón de Pineta y los Astazus, son majestuosas, con la nieve presente por encima de los 2200 metros de altitud.
Tres Sorores, Balcón de Pineta, Plana de Marboré y Astazus |
Subimos ahora por una sinuosa carretera que nos conduce hasta Espierba Alto, un típico y pequeño pueblo que gana altura sobre el valle. Se respira paz y poca prisa, un lugareño corta tranquilamente las malas hierbas de su casa.
Vistas privilegiadas desde Espierba Alto, desde donde podrán ver nieve hasta bien entrado el verano |
Chimeneas troncocónicas vigiladas por las paredes del valle de Pineta |
Poco después llegamos hasta el Parador de Monte Perdido, en el fondo del valle. La vista del circo de Pineta es magnífica y nos acompaña el estruendo de las cascadas que, fruto del deshielo primaveral, bajan por las laderas de las montañas.
Cascadas del Cinca en su esplendor |
El recién nacido Cinca baja con una fuerza inusitada |
Pineta piensa en verde |
Tras reponer fuerzas nos deplazamos al vecino valle del río Real y llegamos al solitario y diminuto Chisagüés, donde los tejados de pizarra tienen la suficiente inclinación para poder desalojar la nieve que cae en invierno.
Tejados de pizarra y chimeneas troncocónicas, peculiaridades de Chisagüés |
Inclinados tejados a dos aguas |
Leemos en un panel que Chisagüés tiene veinte habitantes pero quizás sólo vivan un par durante todo el año, quizá sean los que vemos charlando tranquilamente sentados en una placeta. Reflexionamos sobre cómo serían nuestras vidas en la montaña, en pueblos apartados y con extremas condiciones en invierno, compartiendo tu cotidianeidad y tus charlas con una, dos o tres personas más a lo sumo. La vida urbana nos hace crearnos tantas necesidades que nos cuesta concebir este tipo de vida. Nos reconforta pensar en la existencia de estos núcleos con sus habitantes.
FECHA DE LA ACTIVIDAD: 12 de mayo de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario